jueves, 27 de diciembre de 2007

El parque de la relajación, Torrevieja, Toyo Ito

EL PARQUE DE LA RELAJACIÓN
TOYO ITO


Las salinas de Torrevieja ocupan un pequeño territorio cercado y amenazado por la construcción masiva de urbanizaciones. La quietud y pesadez de sus aguas de color malva-rojizo y la atmósfera y vegetación que rodean la laguna todavía imponen ese sentimiento ambivalente mezcla de desasosiego y serenidad que produce la naturaleza en su estado primigenio. Cerca de su orilla, más de lo permitido y de lo deseado, Toyo Ito ha proyectado el Parque de la Relajación, un conjunto de tres edificios y su entorno paisajístico donde se realizarían los baños considerados medicinales que la gente toma en la laguna, algo así como un Balneario de Lodos. El parque de la Relajación se paralizó por denuncias medioambientales y el único edificio levantado ha sido abandonado a la inclemencia del tiempo y de la gente. Asaltado por ladrones y gamberros, se ha convertido en un refugio de yonquis, aún así, hay algo romántico en su deteriorada y todavía hermosa imagen que evoca el turbador mundo de la ciencia ficción donde no hay futuro sin pérdida. Hay quien lo asemeja a una caracola y quien a una nave.
Toyo Ito muestra con franqueza su intencionada investigación constructiva dibujando un cuerpo de madera cilíndrico que parece retorcerse sobre sí mismo en espiral y, como un animal que avanza arrastrándose por la tierra, se curva hacia un lado y hacia el otro ensanchándose en su parte central y estilizando hasta cerrarse uno de los extremos mientras el otro se abre como una gran boca. Su revestimiento metálico de color rojizo cambia de tono con la luz y la humedad. No hay simetría ni ninguna regularidad deducible visualmente ni tampoco se puede captar la forma en su totalidad excepto si la miramos con atención desde distintos lugares y después la recomponemos en nuestra mente. Las líneas estructurales siguen una espiral que se extiende a través de anillos concéntricos que, desviados unos de otros, introducen un contrarritmo, multiplican los puntos de fuga del bucle y crean numerosos vórtices provocando una sensación de continuo movimiento especialmente en su interior donde las espirales concéntricas giran sin cesar aunque solamente en nuestros ojos. El edificio se asienta sobre una ligera colina artificial hecha para la ocasión en la zona llamada la Punta de la Víbora pero, ya que ha traspasado el perímetro protegido que es llano, yo hubiese preferido que el edificio no se levantara sobre el nivel de la tierra sino que emergiera de ella, como la laguna. Que el ver y ser visto que impone la altura fuera el sentir y ser sentido que reclama el lugar.
El Parque de la Relajación ha superado las denuncias y va a ser retomada su construcción. Una vez terminado, y en cumplimiento de la función acordada, formará parte del recorrido turístico-sanitario que ofrece Torrevieja, ¿a qué tipo de relajación se verán expuestas, entonces, las salinas?


Teresa Lanceta Aragonés
Alicante noviembre 2007

Publicado en arquiletras, diario INFORMACIÓN, Alicante 27 de diciembre 2007

martes, 4 de diciembre de 2007

b.d. Madrid cumple 30 años

b.d. Madrid ha cumplido 30 años con este motivo han editado un libro con los objetos amados por sus amigos y colaboradores acompañados de un breve texto. Elegí una capa de mujer que había comprado en Marraqués.

Una handira Beni Ouarain

En el Atlas Medio marroquí las mujeres Beni Ouarain heredan una hermética tradición textil, cuyo dominio les posibilita la toma de decisiones que hacen único a cada uno de sus tejidos.

Las handiras tienen un lenguaje visual asombroso: lo que, a lo lejos, parece una monótona sucesión de franjas, ante una mirada atenta y cercana se percibe como una geometría vibrante y en continuo movimiento ya que los finos y complejos dibujos presentan numerosas variaciones apenas perceptibles creando inestables puntos de interés e incesantes relaciones. Mi handira no ofrece la sutileza de las piezas de gran valor, su abstracción es menos rica y su técnica menos depurada pero desprende frescura y alegría. Quizá su fin fuera la venta inmediata o hubo otras necesidades en las que ocupar el tiempo o simplemente era una chica muy joven pero la tengo hace más de veinte años y aún sigue emocionándome. Muestra la sabiduría contenida en la abstracción textil y en la cultura de otros pueblos y me hace sentir no el estilo ni la época sino a la persona, a la mujer que la ha tejido con la que, aunque no coincida ni en el lugar, ni en el tiempo ni en las creencias, tengo mucho en común y pienso en esta joven tejiendo mientras cuida de su familia, habla con sus amigas y vigila el rebaño bajo el cielo, entre pastos y flores, en su búsqueda de la alegría.


En el Musée de Céret

 En el Musée d'art de Céret han organizado una exposición sobre mi trabajo desde 1983 hasta la actualidad. La idea y la selección que ha...